jueves, 18 de diciembre de 2014

Ganador del Concurso de Cuentos de Navidad: 4º de ESO

En el Concurso de relatos organizado por el departamento de Lengua Española el ganador de 4º de ESO ha sido  Francisco Javier, de 4º A. Te invitamos a que leas su relato y lo disfrutes.


Muchas felicidades y disfruta de tu premio.


Lo despertaron los tenues rayos de sol que entraban por la ventana, se desperezó lentamente y recordó la noche anterior. Había sido una velada de muchas y grandes emociones, se produjeron encuentros esperados pero también encuentros inesperados. ¡Había miembros de su familia de los que ni siquiera había oído hablar nunca! Cuyas emociones eran indescriptibles.
En aquella fiesta por su 18 cumpleaños se congregaba la familia, tanto por parte del supuesto padre como de la madre, aunque por parte del padre, llamado Florence, solo habían venido el tío y la tía Franklin con su hija, la pequeña Bárbara y ésta, acompañada de su perrita Ada, cuyo pelaje amarillento, muy amarillo, era el de un polluelo por su color; sin embargo, por parte de la madre, llamada Eva, estuvo la abuela Mel y el abuelo Roger y su tía soltera de 60 años, denominada Jessica o, comúnmente apodada, la Jessi. 
Mientras transcurría normalmente la fiesta sorpresa, en la casa donde había vivido 18 años y en la que ahora no hay nadie..., ayer después de la tarta riquísima y justo a quince minutos de que de medianoche, llamaron al timbre. El joven sorprendido fue a recibir a la puerta, que tenía situado al lado un mini-arbusto cuyas hojas son finas. Gracias a ésto, al cerrar la puerta se queda una de las hojas de dicho árbol, para que al tirar se pueda abrir la puerta; pero sin el saberlo, miró por la mirilla y vio, borrosamente, una figura negra como la de una persona. Pero al abrir no hubo, en aquel momento, existencia de nadie en aquella entrada y, de repente, se apagó la luz que alumbraba la puerta. Entonces Jairo (el joven cumpleañero) cuyos ojos se quedaron anonadados, brillando bajo la luz de la luna, al cerrar la puerta pasa la casualidad descrita anteriormente, y eso no sólo fue el causante de que se abriese estampándose la puerta, sino una ventisca acompañada de todo tipo de hojas, ramillas y un apagón con un toque de miedo se encendió. esa luz apaga de la entrada a la que a todos sorprendió, pero también de una sensación fría extraña para todos. Entre todo el jaleo, alguien se coló en esa fiesta. Nadie se dio cuenta excepto al pequeña Ada, que desaparecía entre la ventisca persiguiendo a ese alguien. Se fue disipando la ventisca cuando, rápidamente, la jovencísima Bárbara lloraba porque cada vez se escuchaban menos los ensordecedores ladridos de la perrita pidiendo auxilio. Tan rápido como el llorar de ella, el joven cumplidor de años cerró instintivamente la puerta, dejando completamente a ciegas a todos. Todos escuchaban unos ladridos que salían de la cocina, con el ato seguido de la pequeña Bárbara de ir hacia allí y después todos, pero corriendo; sin embargo al entrar Jairo, por cerrar la puerta el último, y fascinado e ilusionado a la vez que encendieron las luces, todos gritaron a la vez "¡Sorpresa!", empezaron las sorpresas.
Casi llorando, al comprender de felicidad, observó que había dos padres. Excitado, buscó y preguntó el por qué, entonces, de repente y con el enunciado dicho por una voz femenina, creyendo que era su padre, dijo: " No soy tu padre yo, soy el doble"; asombrado e incrédulo observó que debajo de un disfraz idéntico a su padre salió la, dicha con sus palabras, "reportera buenorra" y no estaba contratada, es que resultó ser su prima. Gracias al interesado de su padre, al ver que su mismo apellido, Rojo, salía en la televisión, o así era porque él, al hablarle ella con las razones estaba atento a otras cosas.
Ella, la reportera, traía consigo otro regalo más valioso para Jairo, una caravana en la cual los tres integrantes de la familia (Florence Eva y Jairo, el cumpleañero) podrían recorrer el país. pero la caravana tenía unos extravagantes adornos navideños causantes de algún que otro altercado con la luz.
Jairo, harto de recordar tantas emociones, se durmió contento en la mañana, sabiendo que nadaba ya muy lejos de su casa, un 25 de diciembre, pero a la vez tan cerca gracias al calor de su familia. 

No hay comentarios: